Cultura
crítica y transformación social
Ideas para comenzar una tertulia
Palencia, 24 de mayo de 2002 - Organizan: Movimiento contra
la Guerra + Rinocero
José Emiliano Ibáñez Josemi
¿Cultura para saber? Hasta ahí
todos de acuerdo. (¿o
no?).
¿Cultura para disfrutar? Esto ya resulta
sospechoso. (según
a quiénes)
¿Cultura de tod@s todos los días?
Acabaremos rebajando la cultura.
(o quizá enalteciendo lo cotidiano)
¿Cultura para criticar? Necesidad de
gente con pocas necesidades.
(pongamos aquí otra duda).
¿Cultura para transformar? Eso ya sí
que no.
Bueno,
pues digamos que sí: o discutámoslo.
¿Cultura para saber?
Lo primero que viene a la mente, generalmente,
al hablar de “cultura” es aquello que tiene ver con
el “saber”. Entendido así, el concepto de cultura
resulta muy restringido, muy limitado. Y más aún:
suele tratarse de un saber estático, externo, que se considera
que está “arriba”, a veces hasta fosilizado.
El “saber” entra dentro de nuestro
concepto de cultura, pero no lo agota, y, además, debe
superar la cosificación, el estatismo, la simplificación;
por el contrario, el saber es complejidad, dinamismo, discusión,...
y relación con la realidad.
Y hay que tener en cuenta el “poder”:
¿quién controla el contexto y la intención?
¿el saber supone poder para el que lo tiene, y exige sumisión
a l@s demás?
¿Cultura para disfrutar?
Entramos en un concepto de cultura más
dinámico y vital. Promovamos la cultura como disfrute,
pero con matices. Seguramente hay que evitar o superar ciertos
peligros y limitaciones:
-
La cultura como llenado del “tiempo
libre”, entretenimiento que no hace crecer el pensamiento,
ni la acción, ni la emoción (verdadera); es la
cultura como espectáculo-masa. Tampoco se trata de caer
en el elitismo: se trata de encontrar un ámbito de enriquecimiento,
abierto, no excluyente, ni en su intención ni en su
desarrollo práctico.
-
La cultura como suma de creaciones de
“artistas” o “personas sabias”, creaciones
que otr@s solamente pueden aspirar a recibir; disociando así
creadores/as individuales – receptores (individuales).
-
La separación de la realidad,
olvidando los efectos reales de la acción. Un ejemplo
a criticar: John Archibald Wheeler es llamado el “físico-poeta”,
por la elegancia y apertura de su investigación científica...
olvidándose él y quienes así lo ensalzan
de sus aportaciones al desarrollo de las bombas atómicas.
-
El individualismo: una persona disfruta
con la cultura, incluso crítica,... y no tiene tiempo
de “transformar”, o no se lo plantea. En “Carta
a una maestra”, los alumnos de la escuela de Barbiana
lo expresan quizá exageradamente, pero de forma contundente,
hablando de la educación:
"Sólo una compañera [en la escuela
de Magisterio] me pareció un poco elevada. Estudiaba por
amor al estudio. Leía hermosos libros. Se encerraba en su
habitación a escuchar a Bach.
Es el máximo fruto al que puede aspirar una escuela como
la vuestra.
A mí, sin embargo, me han enseñado que ésta
es la tentación más fea.. El saber sólo sirve
para darlo. “Se llama maestro a quien no tiene ningún
interés cultural cuando está solo”."
Alumnos de la escuela de Barbiana “Carta
a una maestra” (1967, p. 112)
¿Cultura de tod@s todos los días?
Hay un concepto muy profundo de la cultura, que
es el antropológico: la cultura como “lo humano”,
lo no-biológico, lo no dado... y lo no-mecánico.
Cultura es todo lo aprendido, todo lo que no está en los
genes. El mismo lenguaje humano es cultural, aunque a veces se
olvida: nadie aprende a hablar si no crece entre humanos, y nadie
aprende a hablar en abstracto, sino que aprende una lengua concreta,
y una forma de usar esa lengua. Cultura es también, la forma
de vivir, la forma de pensar, la forma de enjuiciar y de actuar...
e indudablemente la cultura tiene así un componente sociológico,
no existe individualmente y comparte los elementos más nucleares
con la generación anterior y con los personas del mismo
grupo cultural, de la misma “etnia”.
Hay, por tanto, una inevitable y enriquecedora
transmisión de una generación a otra y una gran influencia
entre unos individuos y otros. Pero no todo es transmisión
y valores comunes: damos importancia a la re-creación
y a la creación. Si esto no se acepta, entonces la cultura
nos permite ser humanos, pero nos encorseta, y, por tanto, no nos
hace plenamente humanos, seres abiertos, distintos (aunque siempre
relacionales y solidarios).
Apostamos por una cultura engarzada en lo cotidiano,
y, por tanto, en lo más profundo de la conciencia: no
es contradictorio. ¿O no conocemos a quienes escribiendo
sobre crítica social, denunciando el individualismo, actúan
en la práctica compitiendo brutalmente, expulsando a los
demás de su “territorio”? La actuación
cotidiana está impregnada de la cultura profunda, la más
real: todos tenemos más problemas en cambiar la forma de
vivir con l@s demás que en entender, e incluso explicar,
cómo se puede hacer.
Ahora bien, muy engarzados en “lo que existe,
en la vida de cada día”, corremos el riesgo de que
no haya avance, de que nos quedemos encasillad@s en lo monótono,
en lo repetido y en lo limitado. Pero entonces estamos traicionando
el sentido dinámico, la re-creación. Es necesario
elevar la vida cotidiana, “culturizarla”, a la vez
que la cultura se hace real y cotidiana. Recordemos lo que
dice Carlos Alonso Zaldívar:
"tenemos una complejidad cien veces superior
a la que requiere la satisfacción de las demandas de supervivencia
en un medio natural, pues eso nos capacita para inventar y descubrir
otros mundos. (...) probablemente esa complejidad potencial es
mucho mayor que la que mostramos en nuestro comportamiento real.
Éste se ve acotado en gran medida por el medio ambiente
social y natural en que se desenvuelve cada uno, un medio que suele
presentar una variabilidad limitada"
Carlos Alonso Zaldívar “El genoma
de Gran Hermano”
EL PAÍS, 19 julio 2000
¿Cultura para criticar?
Hablábamos de creación, pero tampoco
nos vale la creación sin más: ésta ha de ser
crítica con las circunstancias que se viven, y más
si consideramos cuáles son éstas actualmente. Las
condiciones actuales no sólo suponen explotación,
desigualdad... sino que constriñen el verdadero crecimiento
humano, por lo que parece necesario que la acción cultural
sea crítica además de creadora.
Pensemos en una cultura como conciencia crítica,
una cultura que imbrica lo cotidiano, lo concreto y lo emocional
con el saber, la ideología y los valores. Se cuestiona
así, tanto el mundo como su representación, bajo
los valores de “libertad, igualdad, solidaridad...”.
Hay varios peligros, claro. El elitismo constituye
uno de ellos (yo soy muy crítico, tanto que lo que sé
me separa de los demás). Otro es la desesperanza, criticar
pero no confiar en el cambio; no creer que “otra realidad
es posible”.
Y una limitación: falta la acción,
para que podamos hablar de cultura transformadora.
... y cultura transformadora
Necesitamos una cultura transformadora que crítique
a lo existente, pero también plantee propuestas
(en plural), haciendo hincapié en las posibilidades transformadoras
de la participación consciente y colectiva (“Si
luchas, puedes perder; si no luchas, ya has perdid@”). Y
ha de ser una cultura de y para toda la población,
sin exclusiones, sin desigualdad, sin dominio.
La cultura transformadora es aquella que ayuda
a comprender y actuar críticamente en la sociedad en la
que vivimos, para superar la desigualdad y la dominación,
es la que conecta la reflexión con la acción,
es lo que queda después de cada experiencia transformadora,
y que a la vez aumenta el bagaje para la siguientes. Cultura transformadora
es, podemos decir, la que conecta la utopía con las realidades
concretas que necesitan superarse, la que favorece la participación
crítica.
Necesitamos algo que conecte también
a los diferentes movimientos sociales entre sí, algo
que vaya construyendo (más que definiendo, aunque también)
algunas claves comunes. Pero que también estimule el enriquecimiento
mutuo, mediante la diferencia: de temas, pero también de
formas de actuar e incluso de ideas. No hace falta uniformidad,
ni competencia entre temas y ámbitos; lo que resulta imprescindible
es construir conjuntamente algunas claves compartidas (de acción,
de valores y de pensamiento), o, lo que es lo mismo, una cultura
transformadora que trascienda y que conecte cada tema, cada problema,
cada actuación.
¿Todo esto anula los saberes, el disfrute,
etc., en relación con la cultura? Obviamente no. Lo que
queremos decir es que el concepto de cultura transformadora que
proponemos debe incluir lo válido del resto de concepciones,
tal como las hemos ido matizando, pero dentro de una visión
que incluye la acción y el pensamiento, lo colectivo y lo
personal, los movimientos reivindicativos y los llamados culturales
o educativos. Es decir, hay otras culturas, pero pueden estar dentro
de ésta, aunque no totalmente: habrá cosas que, sin
ser rechazables, quedan menos acentuadas en esta perspectiva: es
cierto, pero, en todo caso, esta perspectiva es la que interesa
desde un movimiento social crítico.
Hoy, hablar de utopía no puede hacerse desde
la seguridad total, desde la idea de modelo acabado o de sociedad
perfecta, ni siquiera como plan previo completo. Tampoco desde
la seguridad que prometían las doctrinas lineales de la
historia (Marx). Algo hemos aprendido, pero no echamos por la borda
todo lo transformador, no renunciamos a la acción, como
cierto nihilismo o como cierta complacencia posmoderna. No hay
seguridad total, pero no todo da lo mismo. Desde ahí, y
con todas las matizaciones que se quiera, habría que recordar
la importancia de la utopía:
"Max Weber tuvo ocasión de reflexionar,
probablemente sin advertirlo, sobre el papel de las utopías.
Como sabemos, si había un tema muy ajeno a sus premisas
epistemológicas -fundadas sobre una rígida separación
entre el universo del ser y el de los valores- era precisamente
la cuestión de las utopías. Sin embargo, en La
Política como Vocación escribió unas líneas
notables en donde reconocía que "en este mundo no se
consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra
vez", y exhortaba al mismo tiempo a soportar con audacia y
lucidez la destrucción de todas las esperanzas -y, diríamos
nosotros, de todas las utopías- porque, de lo contrario,
"seremos incapaces de realizar incluso aquello que hoy es
posible". Una reflexión no menos aguda había
formulado -pocos meses antes y en el mismo país- Rosa Luxemburgo.
En vísperas de su detención y posterior asesinato
y avizorando con su penetrante mirada el ominoso futuro que se
cernía sobre Alemania y la joven república soviética,
la revolucionaria polaca decía que "cuanto más
negra es la noche, más brillan las estrellas"."
Atilio Borón “Sobre mercados y utopías:
la victoria ideológico-cultural del neoliberalismo”
www.lainsignia.org
Marzo 2002
Hay otros conceptos que merecerían
comentarse:
-
Red. Inteligencia colectiva, inteligencia
autoorganizada, acción co-influyente, acción
global...
-
Praxis (Acción-refexión)
El análisis y la propuesta teórica es limitada,
plana, ... sin la acción, que enriquece la reflexión;
la acción sola también es empobrecedora y limitada.
-
Contexto. ¿Por qué fue
posible tanto aprendizaje obrero en los tiempos de la II República,
incluso al margen de la acción oficial?. O, en otro
sentido, considerar que una acción artística
puede ser elitista en un museo, y no serlo si se hace en un
contexto social, de denuncia...
-
Y otros: Desigualdad, Dominación, Segregación
Exclusión social, Diversidad, Injusticia, Conflicto,
Esperanza, Sentido común, Mercantilización, Naturalización,
Colectivo, Democracia, Capitalismo,...
Y también nos daría mucho juego el
reflexionar sobre una serie de ideas contrapuestas,
en unos casos para matizar o complementar lo uno con lo otro, en
otros para superar ambos conceptos o realizar una nueva propuesta:
-
Intenciones, ideas, discurso... / realidad...
(¿cuánta gente deja de comprometerse
o de creer en la transformación, por la práctica
concreta que observa a muchas personas y colectivos que se
etiquetan como transformadores? ¿cuántos discursos
no pasan de meras intenciones?)
-
Nosotr@s / ell@s (una de las mayores
trampas)
-
Mi problema / los problemas de otr@s
(ante ello, solidaridad mutualista y no caritativa)
-
Especificidad de cada movimiento social
/ Globalidad de la acción transformadora (imbricación
de movimientos sociales diferentes, no unificación)
-
Local / mundial
-
Dificultades / posibilidades (Freire)
-
Conquista del poder / sumisión al poder,
aceptación, “escape” (frente a ello, empoderamiento)
-
Planificado (es necesario) / inesperado (también
existe, aunque no viene solo)
"hay que contar con las sorpresas, lo inesperado,
los impertinentes que no toman en cuenta la correlación
de fuerzas, "los piratas extraviados, los profesionales de
la esperanza, los transgresores de la injusticia, los bandidos
de suspiros, los insumisos del orden, los conspiradores que pintan
barcos del color de la esperanza." los inoportunos que aparecen
por todas partes y en el momento menos pensado, "just like
a estornudo" como le gusta decir al "Sub". (EZLN)"
Jordi Corominas, en “La acción humana.
Reproducción y transformación del sistema social
mundial”
http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/laaccionhumana.html
¿Qué podemos hacer, aquí
y ahora?
Esta parte es más propia del debate colectivo,
pero quiero lanzar algunas ideas, aunque queden sin explicar (que
no se diga que todo lo anterior no puede concretarse):
-
En general (desde cada colectivo social, y
también conjuntamente),
-
Ligar las acciones y la reflexión, la crítica
y la creación.
-
Conectar los problemas locales y concretos con los globales
(cambiando la frase que utilizábamos: pensar y actuar
global, pensar y actuar local)
-
Invertir esfuerzos en “permanencia”, actuar
con un criterio de “construcción progresiva”:
lo que queda después de realizado un acto, lo que
sigue teniendo sentido un tiempo después, poder
apoyarse en lo que ya se ha hecho para no comenzar de nuevo...
-
De forma conjunta, a nivel local o provincial,
y en concreto,
-
Conectar problemas y colectivos (Foro Social o Foro Crítico
en lugar de Movimiento contra la Guerra) [Ya se estaba
hablando de ello, y poco después se creó
el Foro
Social de Palencia]
-
Conectar personas (redCrítica –nuestra lista
de correo electrónico- debe difundirse más,
pero también evolucionar hacia una mayor conexión
entre lo real y lo virtual, entre lo “individual
frente a mi ordenador” y “con otras personas”
de diferentes ámbitos)
-
Crear contextos y actividades de disfrute personal/colectivo
y con carácter transformador (por ejemplo, talleres
creativos ligados a acciones sociales –serigrafía
crítica, difusión...-)
-
Conjuntamente, en Castilla y León,
y también en concreto: web crítica de colectivos
sociales de Castilla y León (tal como propondrá
Concejo Educativo), para generar una cultura transformadora,
ligada a la acción concreta en nuestra región,
y que sirva de “portal” crítico de referencia.
[Fue posteriormente creado: comunicAcción]
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