social acción y reflexión

Lo social y lo humano: concepciones dinámicas y críticas

"Frente a esa creencia en que la voluntad de dominio es consustancial a la existencia humana y, por tanto, frente al sistema de valores y al universo mental que de ella se deriva, aquí parto de la base (...) de la aspiración humana al entendimiento."

Montserrat Moreno (1991a, p. 55)

“En la jerarquía de los valores de la cultura de guerra –que es nuestra cultura hoy todavía- el prestigio de cada función social parece ser inversamente proporcional a su importancia para la vida, y directamente proporcional a su capacidad de destrucción. El poder es esencialmente el poder de destruir”.

Lili Horvat (1987, p. 5)

1.      El ser humano es un ser cultural, social; no es humano sólo por lo biológico. Por tanto, el ser humano es, en palabras de Gramsci, “un proceso, el proceso de sus actos”, o en las de S. Moscovici, “naturaleza culturizada”. La naturaleza humana, por tanto, no es intrínsecamente “buena” ni “mala”, ni de una determinada y exclusiva manera. Es cierto que existen necesidades físicas y afectivas elementales (la necesidad de ser querido/a, por ejemplo), pero también es verdad que son posibles diferentes formas de realizarlas (la familia nuclear, la familia extensa, el núcleo comunitario...). Lo humano, en este sentido, es “no natural”, se constituye, a partir de una base biológica, en un contexto que la influencia, pero ese contexto es a su vez un contexto histórico y cambiable. La sociedad humana, de la misma manera, se constituye históricamente, por lo que sus características y modos de funcionamiento no están predeterminados.

2.      En consecuencia, podemos decir que las personas humanas y las estructuras sociohistóricas se influyen mutuamente. “La historia nos constituye, mientras la construimos” (Freire, 1990, p. 195)

3.      Lo social es visto como algo problemático y dinámico. El conflicto es un constituyente de la vida humana en sociedad. El conflicto puede ser destructivo, pero también puede ser liberador y/o regulado positivamente, siendo así un componente del avance hacia la justicia.

4.      El cambio histórico es considerado dialécticamente y sin líneas prefijadas. Wallerstein, por ejemplo, propone “eliminar la idea de progreso como trayectoria y plantearla como variable analítica” (Wallerstein, 1990, p. 415).

5.      Nos hallamos en un socioecosistema,  de tal manera que no es posible la existencia humana sin relación con el medio ambiente natural, el cual, a su vez, está hoy gravemente afectado por la actividad humana.

6.      Es el género humano en su conjunto, presente y futuro, el referente último. No se considera que haya auténtica mejora de un sector si contradice los derechos de otro, lo que incluye también, en lo referido a la sustentabilidad ambiental, a las generaciones no nacidas.

7.      La diversidad personal y cultural no niega la esencial similitud de todos los seres humanos. Se ha de tener cuidado ante la tendencia a considerar universal lo que habitualmente representa al varón occidental de clase media.

8.      La sociedad capitalista existente se valora como limitante para el desarrollo humano por su desigualdad manifiesta, por sus cortapisas a una auténtica libertad, por su carácter competitivo y destructivo, etc.

9.      La existente no es lo único que puede llegar a ser real. No ha de confundirse la denuncia de lo que hay (por ejemplo, egoísmo como base del funcionamiento de la economía oficial –sin contar la familiar-) con lo único que puede ser (posibilidad de otras relaciones económicas, que ya existen en la realidad, aunque no sean las dominantes y oficiales).

10.  Consecuentemente, la acción humana pueda orientarse hacia la creación de condiciones que faciliten la vida en lugar de la dominación y la destrucción. Las tendencias destructivas y dominadoras no son intrínsecas al ser humano. Aunque los comportamientos destructivos y dominadores han existido y existen, en la visión dominante se tiende a soslayar el importante papel que juega la cooperación en las sociedades humanas y se olvida que, como ser cultural, el ser humano está abierto a la influencia del contexto.

 

 

< autor José Emiliano Ibáñez Herrán  <>  documentación citada >
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< Sitio web del autor  <>  actualización 15.09.2003 >