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Sobre la convocatoria de Podemos para el 31 de enero

No entiendo la convocatoria de Podemos para el 31 de enero (o solo la entiendo si va por donde no creo que debiera). Una manifestación de un partido político para hacerse ver a sí mismo ¿no es autorreferencialidad? ¿no es contrario a la «unidad popular»? Junto a la alegría que han producido los aciertos de Podemos, no puedo evitar sospechar que Podemos se va cerrando sobre sí mismo. Lo que se planteaba como dispositivo para abrir el sistema, y no como un partido político más, acaba convirtiéndose en camino único (¿cómo puede entenderse que la unidad popular es «uníos a mí o quedáos fuera»?).

¿Se aleja la unidad popular?

Tras la sensación de que parte de lo deseado empezaba a ser posible, que podíamos y que teníamos que hacerlo, parece que ahora tenemos que esperar a ver qué deciden unos cuantos exitosos (exactamente cinco) y qué no hacen unos cuantos que no han sabido hacer o han hecho mal. Desde Palencia, y fuera de unos y de otros…. entre la duda, la impotencia y la posibilidad, ¿a esperar o a actuar?

Podemos y la estrategia que siguió el PP en la derecha

Posiblemente Podemos está haciendo como hizo el PP mucho tiempo desde la derecha, pero ahora partiendo desde la izquierda: sabiendo que tiene más o menos asegurados los votos de mucha gente de izquierdas (por origen de quienes lo han promovido, por las propuestas…), no decir que se es de izquierdas permite coger votos de los que no se alinean como de izquierdas (el término, por más que nos duela a muchos, no es entendible por mucha gente, para la cual, «izquierda» es «el PSOE y esas cosas). Eso no impediría que se hiciera una política de izquierdas igual que el PP la hizo de derechas sin decirlo abiertamente (en 1996-2000, en su primera legislatura). La otra posibilidad, que deseo que no se realice, pero que no es para nada descartable, es que Podemos, en su afán de sumar más, vaya perdiendo su dirección original por el camino y acabe siendo un partido «anticorrupción» sin tener claro hacia dónde ir (recordemos, aunque no sea muy popular, que la culpa de la crisis no es de la corrupción, sino del capitalismo desrregulado, en el que la corrupción engrasa el sistema, pero no es la causa principal).

Podemos y ¿el fin del PSOE bloqueante del cambio?

Si siendo audaces, inteligentes y realistas-moderados, Podemos se hace con el electorado del PSOE y algunos de los que a veces votan al PP, más algunos que no votaron nunca… no es mala cosa (necesitamos que el PSOE deje de taponar con su engaño total): pero, desde luego, hace falta que otra gente siga diciendo que el planeta da para lo que da, que hay que cambiar el sistema socioeconómico y no es solo cuestión de corrupción… etc. Nos puede dar más juego que Podemos reorganice la situación, pero si sigue buscando que lo vote todo el mundo, solo llegaremos a acuerdos parciales, aunque importantes en esta situación (y lo de unidad popular solo a través de Podemos pues quedará claro que sería solo un lema, desgraciadamente, aunque os seguiremos esperando en los ‪#‎Ganemos‬).

La novedad de Guanyem Barcelona

¿Es un partido? ¡No! ¿Es una coalición? ¡No! Es… ¡Guanyem Barcelona!

No creo que la ideología se haya acabado ni comparto todo lo que se dice aquí, pero
tiene una perspectiva muy interesante y dice, por ejemplo: «Es en este marco donde hay que entender Guanyem Barcelona: una serie de individuos han dejado de atender a su interior, han aceptado mirar hacia fuera, han puesto el foco sobre los comunes y se han propuesto recomponer lo que se había partido. Y con ello, ahora sí, están dando carta de naturaleza a algo nuevo y, si para entenderlo mejor necesitáis una etiqueta, aquí os proponemos una: lo que Guanyem Barcelona está configurando no es un partido, no. No es una coalición de partidos, no. Lo que está configurando es un comunado político.»

Cuidado con el discurso de echar la culpa «a l@s polític@s» y no al capitalismo y a las políticas neoliberales

Aunque haya corrupciones y despilfarros, no hay que olvidar que la crisis se ha generado en el sector privado, por el capitalismo desregulado que han permitido los políticos, y que la deuda ha pasado a pública por ayudar a los grandes del sector privado: hay que desconfiar de los discursos que olvidan este dato básico, pues lo siguiente es recortar en lo público y que los culpables de la crisis sigan con el «business as usual» .